"Ok, vamos a sentarnos a escribir. Voy a escribir sobre... ¿qué? Bueno, pensemos. ¿Esto? No, no me convence. ¿Esto otro? No. Esto, dale. ¿Cómo empiezo? No, así no. Así. ¿Y ahora cómo sigo? No, lo dejo a un costado. Empiezo con otra cosa..."
Si no me equivoco es Stephen King el que dice que hay que escribir dos mil palabras por día, de lo que sea. No sorprende que tenga alrededor de 60 novelas escritas, sin contar colecciones de relatos. La mayoría de los que hablan sobre el oficio de escribir comparten, sin embargo, en que hay que escribir para aflojar la mano. Son pocas las veces que puedo evitar la secuencia de no saber por dónde carajo empezar. Tengo problemas con la hoja en blanco, pero tengo más problemas aún con seguir sin saber dónde voy a terminar o por dónde quiero pasar.
Hoy se me ocurrió la brillante idea de revisar cosas viejas que hubiera escrito, que hubiera dejado por la mitad a ver si puedo darles una vuelta de tuerca y terminarlas. Resulta que en la computadora guardo cosas que escribo desde los 10 años. Sé que es una boludez juzgar a mi yo de 15 años por las pavadas que escribía, ¿pero mi yo de 18? ¿El de 20? La madre que me parió, leo pedantería a cada párrafo. Leo un estilo que pretende ser épico o interesante desde lo rimbombante de las palabras más que desde el contenido. Me odio un poco.
Siento que no puedo avanzar entre las ideas de mierda. Siento vergüenza, me pregunto si habré avanzado algo aunque sea. Me río de mis propias ocurrencias o motivaciones. Me leo hablándome a mí mismo de otras edades desde una edad que yo tampoco ya tengo. Me veo en opiniones que conservo y en otras que ya no tengo. Me alegro al menos en descubrir la lógica de por qué pensaba de determinada manera y qué me hizo cambiar de opinión (eso me ayuda a perdonarme un poco).
Qué difícil escribir ahora pensando que en dos años me va a dar indigestión leerme. Lo dije hace poco y lo repito: aunque me haga cargo de todo lo que hay en este blog, no me animo a leer los primeros escritos. Tengo terror. No sé si me da más miedo encontrarme en ideas de mierda o en una escritura de mierda. O ambas.
Pensándolo bien, y desde otro lado, también debe ser una cagada mirar para atrás y descubrirse genial. Descubrir que se alcanzó un nivel altísimo, de excelencia. ¿Cómo escribir pensando que ya escribiste lo mejor que podías dar? ¿Qué pasa si no estás ni a tu propia altura? Al final es una suerte que no me pase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario