Un día te levantás y te das cuenta de que ya no es lo mismo. Ya no la querés como antes. O no te quiere ella. En ese caso puede pasar que un día te levantes y sigas sin darte cuenta pero te lo haga notar.
Vos podés pensar que es pasajero, que es una etapa, que ya van a estar mejor. Pero nada es igual. "¿Estaremos madurando?" te preguntás, con razón. Puede ser. De repente ella te hace ver que no son tan compatibles como pensaban. Que acá y allá no tienen nada que ver. Y vos pensás "Bueno, las diferencias nos enriquecen". Pero no, no lo hacen. Las diferencias hacen que choquemos. Las diferencias no están en las tonterías o en algunas ideas. Están en lo más profundo. Son formas distintas de vivir y de ser. Son caminos claramente marcados... hacia lugares distintos.
Capaz vos no creés en nada de eso, pero ella sí. Y en honor al amor y a la libertad que viene enganchada a este la dejás ir. No porque quieras, no porque no lucharías... sino porque es ella la que tomó una decisión y lo mínimo que podés hacer en nombre al cariño que decís tenerle es respetarla. Podés querer correr a su casa y plantarte en la puerta esperando hablarle o podés comerte las ganas -y las uñas- y reprimirte. Después de un tiempo (¿Qué importa cuánto?) la ves feliz con otra persona. Y vos ahí, queriendo mostrarle que darías todo por mirarla a los ojos un poco más. En eso se basa el título de este post. La canción que alguna vez le escuchamos seguramente a algún mariachi reza "Si Adelita se fuera con otro la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar". Sabina, en "La canción más hermosa del mundo" retruca con la pregunta del título. ¿Qué harías si, queriendo a alguien con locura, dispuesto a todo, está con quien le da vuelta el mundo, quien le da felicidad? ¿Está el amor en resignarse y dejarla ser feliz con otra persona? ¿O está el amor en apostar una vez más, en no importar más que el amor y volver a intentarlo, aunque se pueda importunar? ¿Nos equivocamos en dejarla ir, o nos equivocamos en quererla recuperar?
Vos podés pensar que es pasajero, que es una etapa, que ya van a estar mejor. Pero nada es igual. "¿Estaremos madurando?" te preguntás, con razón. Puede ser. De repente ella te hace ver que no son tan compatibles como pensaban. Que acá y allá no tienen nada que ver. Y vos pensás "Bueno, las diferencias nos enriquecen". Pero no, no lo hacen. Las diferencias hacen que choquemos. Las diferencias no están en las tonterías o en algunas ideas. Están en lo más profundo. Son formas distintas de vivir y de ser. Son caminos claramente marcados... hacia lugares distintos.
Capaz vos no creés en nada de eso, pero ella sí. Y en honor al amor y a la libertad que viene enganchada a este la dejás ir. No porque quieras, no porque no lucharías... sino porque es ella la que tomó una decisión y lo mínimo que podés hacer en nombre al cariño que decís tenerle es respetarla. Podés querer correr a su casa y plantarte en la puerta esperando hablarle o podés comerte las ganas -y las uñas- y reprimirte. Después de un tiempo (¿Qué importa cuánto?) la ves feliz con otra persona. Y vos ahí, queriendo mostrarle que darías todo por mirarla a los ojos un poco más. En eso se basa el título de este post. La canción que alguna vez le escuchamos seguramente a algún mariachi reza "Si Adelita se fuera con otro la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar". Sabina, en "La canción más hermosa del mundo" retruca con la pregunta del título. ¿Qué harías si, queriendo a alguien con locura, dispuesto a todo, está con quien le da vuelta el mundo, quien le da felicidad? ¿Está el amor en resignarse y dejarla ser feliz con otra persona? ¿O está el amor en apostar una vez más, en no importar más que el amor y volver a intentarlo, aunque se pueda importunar? ¿Nos equivocamos en dejarla ir, o nos equivocamos en quererla recuperar?
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Como es común, no tengo respuestas a estas preguntas. Alguna vez me dijeron que es más importante preguntarse que contestarse. Espero que nunca me pase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario