¿Dónde estás?
Geográfica y temporalmente… ¿Por qué acá y no en otro tiempo y espacio? ¿Por
qué tus amigos son esos y no otros?
Pensá un minuto en
todo lo que tuvo que pasar para que estés ahí. Una mudanza, un cambio de
colegio, un cambio de carrera, una enfermedad, un trabajo… todo eso pudo
repercutir directamente en que tu historia hoy sea otra. Elegir un colegio, una
universidad o que te hayan contratado en ese lugar hizo que conozcas a un
determinado grupo de personas con las que te relacionaste cuya probabilidad de
que conozcas de otra forma seguramente era muy baja. Más aún, cualquier
actividad que hayas decidido realizar que incluya otras personas seguramente
hizo que conozcas gente. Incluso el lugar donde vivís hace que te relaciones
con determinadas personas. ¿Qué influencia tiene esto?
Tus amigos, esos
que saben todo de vos, salieron de ahí. Cualquier amigo que tengas “del colegio”
está íntimamente relacionado con el hecho de haber ido a dicho colegio. Y así
con todo. Y haber ido a ese colegio pudo ser el resultado estadístico más
probable o una casualidad. El hecho de que te relaciones con unas personas y no
con otras depende de decisiones que tomaron tus padres o tomaste vos basándote
en mil vectores distintos. La cuestión es… ¿sos consciente de la cantidad de
cosas que tuvieron que pasar para que seas la persona que sos?
¿Cómo se
conocieron tus viejos? ¿Tus abuelos? ¿Tus bisabuelos? Según los datos de mi
blog, 75% de las veces que pasaron por acá fueron desde Argentina. Los
argentinos somos en un 51% descendientes de italianos solamente. Nuestros
antepasados vinieron al país escapando de la guerra… por lo cual sin guerra no
hubiéramos nacido. A eso van mis primeras preguntas… ¿qué tantas cosas ajenas a
la decisión de nuestros antepasados interfirieron directamente sobre nuestra
propia existencia? Si mañana te casaras con tu pareja actual o cualquier
persona que ya conocés de cualquier ámbito, ¿qué tanto tuvo que ver la
casualidad con que se hayan conocido?
Cualquier vínculo
que tengas no solamente tiene que ver con el hecho estadísticamente improbable
de que hayas nacido (estadísticamente improbable por la acumulación de
casualidades que tuvo que haber para que se conozcan y tengan hijos todos tus
antepasados) y que hayas estado exactamente en ese lugar y tiempo en el mismo
lugar que esa otra persona. También depende de que esa serie de casualidades se
hayan acumulado para que la otra persona coincida con vos en ese lugar y
momento y la última casualidad que haya hecho que establezcan una primera
conversación. Esto se potencia muchísimo si no se trata de algo común como
alguien que conociste en el colegio, sino que se trata de alguien que conociste
en una parada de colectivo o en una fiesta. Estuviste exactamente ahí y pudiste
no haber estado por cientos de buenos motivos.
O quizás… quizás
estoy desvariando. Quizás es cierto eso del hilo rojo, y que estamos destinados
a encontrarnos. Me parecen igualmente románticas ambas ideas. Quizás somos el
resultado matemático de una infinidad de coincidencias de todo tipo, la
respuesta estadística improbable y única entre millones. Quizás somos héroes
trágicos, e incluso cuando pretendemos alejarnos del destino que nos es propio
nos enfrentamos a él cara a cara. Quizás con esto se piense en un mundo rosado
donde el amor une como una telaraña a las personas… pero no es mi visión.
Estando destinados a encontrarnos o siendo casualidad, también nos encontramos
con gente que nos lastime y nos agobia. Sin embargo… tal vez todos esos hilos
(o esas casualidades) nos lleven irremediablemente a la encrucijada de crecer o
perecer.
Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. (...) Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario