Otra noche acostado pero despierto a las tres de la mañana. Era insomnio provocado: la luz azul de las pantallas dicen que saca el sueño. Llevaba dos horas no intentando dormir, sino superar mi propia puntuación en algún juego idiota. De repente, se abrió la puerta.
Mi cerebro no tuvo tiempo de procesar todo a la vez y casi hace colapsar todo el sistema respiratorio. Primero pensé que era mamá (que a veces se olvida del concepto de "privacidad"), al toque me di cuenta de que no había escuchado sus pasos torpes. Es más, el picaporte no hizo ruido al abrirse. Entonces se prendió la luz y terminé de congelarme al ver a una desconocida. Bueno, no realmente. En lo que tardé en recuperar la respiración pude verla bien. El pelo larguísimo con mechones de varios colores en una armonía extraña. Encima no llevaba ningún lujo: remera, pollera y zapatillas negras. Los ojos marrones no tenían ningún rasgo en particular, pero en su mirada estaban todas las miradas de la gente que alguna vez conocí. Ahí me di cuenta de que era Creatividad.
-Calmate, infeliz.
De alguna manera sabía que nunca había escuchado esa voz pero me era familiar. El tono, ni muy agudo ni muy grave, era agradable. Y lo que dijo, aunque violento, fue sin levantar la voz.
-¿Se puede saber qué estás haciendo?
Balbuceé una respuesta. La cara de culo se le hizo más notoria y me dejó mudo del todo. Esperó unos segundos antes de la siguiente pregunta.
-¿Qué hacés, que no estás trabajando?
En general no soy bueno para contestar reproches, mucho menos cuando estoy en ropa interior. Ensayé algunas excusas del mismo calibre que las que uso conmigo mismo. Que mañana, que no tengo tiempo, que ella nunca viene cuando yo quiero empezar a hacer algo. Me cruzó la cara de un bife.
-¿Qué hacés vos para que yo venga, pelotudo? ¿De qué tiempo me hablás, si no tuviste tanto tiempo libre desde que dejaste la facultad?
Tenía razón pero no me animé a interrumpirla para decírselo. Hubiera sido peor.
-Te vengo bancando desde adolescente, cuando llegaba y vos me querías pintar los labios y poner collares y anillos. ¡Como si yo no fuera hermosa, estúpido! Todavía te cuesta aceptarme como vengo y querés decorarme como si fuera parte de tu habitación. Eso cuando no me despreciás como a los linyeras a los que ni mirás cuando te piden un mango.
-¿Cuándo te desprecié?
-Montones de veces. Te hablo al oído, casi siempre cuando vas por la calle sin auriculares y me podés escuchar bien. Te entusiasmás y todo, pero cuando llegás a tu casa en vez de sentarte a escribir te ponés a pelotudear.
-Pasa que cuando me pongo frente a la hoja en blanco me parece que no estoy por decir nada nuevo, nada interesante. No puedo reinventar la rueda.
Me volvió a pegar, del otro lado y más fuerte. Me quedaron zumbando los oídos.
-¿Vos te pensás que es la misma rueda la de hoy que la de la prehistoria? Todos los días alguien reinventa la rueda. Obvio que no el funcionamiento base, pero sí la hacen de tal o cual color, o mejor para determinadas cosas.
No sabía qué decirle, así que siguió hablando ella.
-Además, no es que te esfuerces mucho por reinventar cosas. Nunca te encuentro trabajando. Casi nunca me llamás. A veces hasta pasás semanas sin verme reflejada en lo que hacen los demás. Ni siquiera tenés la decencia de salir a buscarme a la calle, te la pasás todo el día encerrado como si fuera a pasarte algo súper interesante entre cuatro paredes. Para colmo, alienado y esclavo de las pantallas.
Me retó un rato más, ya no me acuerdo del todo. Se fue serenando de a poco y mostrándose seria pero calmada. No sonrió en ningún momento. Antes de volver a salir por donde entró sin que yo intente seguirla me dejó una advertencia.
-Te la hago corta, para terminar. Dame bola, laburá para que te encuentre. Mirame en otros ojos y en la calle. Si vas a seguir con eso de "no tengo tiempo" no vuelvo más.
Tardé algunos minutos en recuperarme. Desinstalé los juegos del celular tratando de no pensar demasiado para no arrepentirme. Después me levanté de la cama de un salto, dispuesto a trabajar toda la noche. Pero antes, un videito de YouTube...
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