martes, 30 de diciembre de 2014

Todos pasan, y nadie mira.

"El optimismo"

 Muchas veces me resulta difícil ser optimista, positivo, generoso, porque pienso que siempre esta la contra que acecha agazapada tratando de destruir lo bueno que uno quiere hacer. Sin embargo tengo que hacerlo sin esperar el aplauso de los demás. Muchas veces por hacer buenas acciones quedamos en manos ajenas, lo que construimos se desapareció de la noche a la mañana; construiré de todas maneras. La verdadera nobleza me anima en los esfuerzos de superación que trato de realizar como ser humano. El que te escribe soy yo, la que te nombra es mi alma, el que te quiere y te estima bien sabes como se llama.


Charly

 Charly vive en la calle. Lo conocemos porque alguna vez alguien tuvo la idea de repetir las noches de la Caridad los sábados al mediodía, y algunos otros tuvieron la voluntad. Gente que yo conocía hace ya varios años se puso la camiseta y empezó a cocinar para completos desconocidos que vivían una realidad bastante más desafortunada que la nuestra. Además compartí con ellas muchas noches de la Caridad desde junio -si la memoria no me traiciona-. La verdad que yo no me dediqué a cocinar. Di una mano alguna vez, pero sobretodo traté de dar la oreja. Y créanme que no podría pagar con comida ni con nada lo que aprendí este año.


 Es difícil de entender quizás para alguien que nunca lo hizo. Lo digo porque me doy cuenta que hace un año hubiera entendido poco de lo que leo. Lo que uno puede aprender de los demás y de sí mismo en una situación así no es medible. Lo primero de lo que te das cuenta -o por lo menos eso me pasó a mí- es que el hecho de que vos estés de un lado o del otro fue una mera cuestión de suerte. Naciste con la suficiente fortuna como para haber recibido los recursos hasta hoy para leer esto. Podría no haber sido así. Y si tenés menos de 20 años me arriesgaría a decir que es seguro que fue una cuestión de haber nacido en el lugar y momento adecuado. La próxima vez que mires con desdén a un nene que pide monedas o un adolescente aspirando una bolsa sería bueno que te acuerdes de eso.


 Después vas perdiendo miedos y prejuicios. Vas entendiendo más el dolor ajeno. Valorás más lo que tenés -sobretodo lo que no generaste vos-. Aprendés más de la gente que te rodea si lo hacés con alguien a quien ya conocés hace mucho. Aprendés que hay gente que hace años está ahí, por valores religiosos o no. Que hay gente que todavía lucha por un mundo más justo. Y sí, un mundo donde alguien recibe algo gratis si puede ser más justo. Sé que suena raro, suena loco en este sistema donde todo es consumo y producción. Pero las personas son personas aunque no produzcan, y merecen también un plato de comida caliente aunque hayan perdido todo por mala suerte o malas decisiones. O peor, si nunca tuvieron la oportunidad de algo mejor. Merecen también que alguien los escuche y les muestre que son personas dignas. Si tienen la oportunidad de participar en algo así, no lo duden. Aunque crean que no tienen nada para dar, aunque sea den la presencia. Mi deseo para el año próximo es poder seguir aprendiendo, y que algunos locos más se prendan en esta movida.

¿Quién me dará un crédito, mi señor? Sólo sé sonreír.

No hay comentarios:

Publicar un comentario